LA BODA DE CACHAN
- Felipe Herrera Millan

- 9 sept
- 3 Min. de lectura

Para honrar un acuerdo de mucho tiempo, como una apuesta; uno de ellos se le ocurrió casarse en Cuba; el otro llevaría un vestido blanco y un velo largo. Cuando los novios entraron en el palacio de los matrimonios de la avenida del Prado en la capital habanera apareció una escena imposible de olvidar. La madre de Cachan lo había peinado ese mismo día. No es sólo peinar el cabello, es un gesto. Una vida que el odio intentó borrar, pero que todavía había de ternura, dignidad y memoria.
La historia de Cachan donde la crueldad fue extrema, pero el espíritu humano resistió lo inimaginable. Lo que ocurrió en la boda que todos pensaban perfecta. Cachan y su novio cruzaron el umbral , pero en cuestión de minutos todo alrededor se transformó en una escena digna de una película dramática. Los invitados salieron, atraídos por un imán del palacio a la calle. Nadie podía creer lo que estaba sucediendo en una boda gays en el palacio de los matrimonios —no sólo una rareza, sino algo salido del reino de la fantasía, casi único acontecimiento, los invitados llenos de ansiedad y desconcierto, susurraban señalando con los dedos, y algunos incluso sacaban sus teléfonos móviles para capturar ese momento por lo que toda una multitud se reunió afuera. Los familiares de Cachan estaban junto a la salida, ligeramente en la sombra, como si temieran ser notada y, a sus espaldas no había ni siquiera sonrisas amistosas ni saludos callados. Sus vecinas les miraron de reojo, intercambiaban miradas, pero hablaban poco. Sin embargo, todos sabían que el novio de Cachan había estado en prisión. Nadie lo decía en voz alta, nadie hacía preguntas directas, pero los susurros corrían por el palacio, ahora se dedica a vender drogas. Esas palabras colgaban en el aire como gotas pesadas ante una tormenta. El novio de Cachan no quería ser el centro de atención; solo quería que la multitud les dieran paso y salir del palacio de los matrimonios, liberarse de la tensión mediática. Pero su pasado no era sólo oscuro —estaba lleno de dolor, crueldad. Pasó nueve años en prisión por vender drogas y cumpliendo una condena por asesinato en donde los jueces dictaron por defensa propia al defenderse de un ladrón sorprendido dentro de su vivienda y, lo intentó matar y el novio de Cachan en su defensa le golpeó en la cabeza con un objeto contundente que cayó al suelo muerto al instante. A pesar de los susurros los novios se mantuvieron firmes hasta que pudieron abrirse paso entre la multitud y salir de allí airosos.
La historia del novio de Cachan fue abandonado dos veces hasta que lo rescató alguien que le dio un hogar para siempre. Marco a los 9 años, había pasado por la peor pesadilla; su familia biológica lo abandonó siendo pequeño y, años después, su familia adoptiva también en un hospital sin volver a por él. Con su mochila al hombro, sin saber a quien acudir, vivía en la calle sin sentir seguridad. Fue entonces que apareció el enfermero Arturo con su equipo de la cabeza número cuatro que les brindaron una habitación en un hostal temporal para personas sin hogar. Cuando finalmente conoció a Cachan, viajó a Cuba para casarse en el palacio de los matrimonios de la avenida del Prado en la capital habanera.
Ahí lo dejo.




Comentarios